miércoles, 4 de junio de 2014

Recuerdos de la infancia. I

Hogar, anhelo desde muy pequeño.
Recorriendo en solitario las calles de una pequeña ciudad la distancia entre la residencia y el colegio.
Entretenido mirando escaparates, personas y vidas ajenas. Con la celeridad que te da el horario escolar a cumplir.
Volaba mi imaginación cual alma elevada sobre las cabezas de personas anónimas.
Olores a hogar, a comida, a ropa tendida al sol con ese olor a suavizante. Esa podría ser mi casa dónde llegar después de salir de clase, o de jugar en la calle.
Habitación propia con mis juguetes. Con mis libros. Un calor reconfortante. Deseos poco corrientes en un niño de 6,7,8 9 o 10 años.
Què no hubiera cambiado por ese añorado deseo.
Una residencia enorme. Tan alejada de todo y de todos me esperaba.
Comedor tan repleto y a la vez tan solitario. Noches en vela en esa habitación con tantos otros niños.
Al menos David tenía a su hermano pequeño allí con el.
Al menos el otro David tenía a sus hermanos y padres 6 meses al año.
Al menos Jorge compartía sus juguetes conmigo.
Al menos Don Antonio el zapatero te dejaba verle trabajar, mientras remendaba nuestros zapatos. Con su pelo siempre engominado y una enorme sonrisa en la cara.
Al menos los pájaros cantaban su canto en los días soleados, donde no había nada más que hacer que pasar el rato.
Familia prestada, de paso, con esa sinceridad que te da la niñez.
Sinceridad cruel y dañina que solo hacía aumentar el deseo de crecer, de desaparecer, de huir corriendo de ese lugar.
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