lunes, 30 de diciembre de 2013

Verdades e hipocresías.

La verdad no siempre es la que uno cree saber, sobre todo cuando le han contado una versión y no se ha molestado ni tan siquiera en saber la versión de la otra parte.

Así de hipócrita llega a ser la gente. A veces me da por pensar que esa forma de actuar es meramente una manera de esconderse y tratar de culpar al otro de las mentiras que uno mismo se ha creado.

En esta vida quien siembre vientos recoge tempestades, y de una manera u otra esas tempestades acabarán por arrasar nuestras mentiras y sobre todo nuestros actos. Pero respecto a esto siempre saldrá alguno con la puñetera excusa de la edad, el pensamiento o mil zarandajas más con tal de no asumir su propia responsabilidad.

Ser consecuente con las ideas y los actos de uno mismo siempre lleva que te acusen de mala persona o de algo peor. No señores, no vale decir donde dije digo, digo Diego. Uno puede cambiar su pensamiento o actos, pero eso no te exime del pasado. Solo te pueden eximir las personas afectadas y si esas mismas personas no quieren eximirte no puedes acusarles de nada. Si la hiciste acarrea con las consecuencias. Así de sencillo.

A lo hecho pecho, por eso es importante meditar tus actos, para no tener que dar marcha atrás y tragarte tus propias palabras.


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