Una vez finalizadas por fin las fiestas navideñas y con el
paso de los días me sigo reiterando en mi posición sobre la celebración de las
mismas y sobre todo en la costumbre de tener que hacer regalos el día de reyes.
“Son unas fechas para juntarte con tus seres queridos”. Pues
mire usted, yo quiero ver a mis seres queridos todos los días del año, o lo
máximo posible. Juntarme a comer con ellos un buen cocido, o un arroz cuando
sea y donde sea. No tener que compartir con “familiares” que veo una o dos
veces al año unos langostinos o lo que sea, porque toca. Y luego el resto del
año saber que no existes para ellos o no existen ellos para ti. O lo que es
peor, saber que te odian o los odias, que no te soportan o no les soportas. Eso
en mi argot se llama hipocresía.
Cuando tienes un hijo todos tus ideales y/o pensamiento
sobre el realizar regalos el día de reyes deben de ser abandonados en pro de no
causar infelicidad a ese vástago. Cuando
te preguntan que le van a traer los reyes magos a tu hijo y respondes que nada
porque no celebras esas fiestas todo el mundo te mira mal. El problema no es no
hacer el regalo sino tener que justificar y explicar porque te niegas a
participar en ello.
Muy educadamente intentas explicar que consideras que es una
fiesta religiosa, y que al no ser creyente no consideras que debas de realizar
regalos, además pienso que la fiebre que
se despierta por tener que realizar regalos distorsiona el sentido de lo que en
realidad significan estas fechas, a mi modo de ver. Pero nada sirve para
aplacar las hordas de críticas que empiezo a recibir al respecto. “Pues yo no
soy creyente y hago regalos porque es una tradición en mi casa”, “Vas a hacer infeliz a
tu hijo cuando vea que sus amigos tienen regalos y el no”…. ¡¡¡Vaaale yaaaaa!!!.
Vamos a ver, si la felicidad de mi hijo va a depender de si ese día le hago o
recibe regalos de unos seres imaginarios, es que algo estoy haciendo mal el
resto del año. La felicidad de mi hijo espero que sea todo el año, y sobre todo
basada en amor, cariño y respeto. Una persona es feliz cuando se siente querida
y amada. Cuando sabe que tiene el amor
incondicional de sus padres, cuando sabe que no está solo en el mundo. No
cuando recibe muchos regalos. ¿Qué pasa con los niños cuyas familias por
dificultades económicas no pueden recibir regalos?.
Creedme que tengo la certeza de que si esos
niños tienen sus necesidades básicas cubiertas y se siente queridos van a ser los
niños más felices del mundo.
Respeto, o al menos lo intento, a quien quiera celebrarlo, hacer regalos, juntarse con sus familiares. Aunque sea una vez al año y por cumplir, o no. Pero no respeto a quien no quiera aceptar que estos son mis ideales y que quiera llevarlos a cabo con todas las consecuencias. Porque la felicidad de una persona no está en los bienes materiales, sino en la riqueza de los buenos sentimientos.
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